Libro "La revolución no se detendrá / The revolution won't be stopped" (ebook)
"Este es un pueblo que no se acobarda"
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Fotos César Pérez | CCC |
28 tomógrafos y 9 resonadores.
Instituciones financieras y derechos humanos
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Foto G. Trucchi | LINyM |
El informe "Riesgos no calculados"[1] de la Coalición para los Derechos Humanos en el Desarrollo, evidencia algo que los grandes medios, consciente o inconscientemente, ocultan: las amenazas y los ataques contra quienes defienden la tierra y los bienes comunes son cada vez más frecuentes y las instituciones financieras de desarrollo (IFD) son cómplices de ello.
"El desarrollo inclusivo y sostenible requiere un entorno en el que todas las personas tengan la libertad de expresar sus opiniones, ejercer sus derechos y participar plenamente en las decisiones que afecten sus vidas y sus comunidades", señala el informe.
Lamentablemente, comunidades, movimientos sociales y populares y periodistas comprometidos, que a diario protegen tierras y bienes comunes, exigen acceso a vivienda, educación y salud y denuncian los abusos y la corrupción, son víctimas de acoso, violencia física, criminalización y asesinato.
En especial, "amenazas y ataques son cada vez más frecuentes en el contexto de las actividades emprendidas en nombre del desarrollo", agrega el documento presentado a finales de junio pasado.
Entre los principales hallazgos, la Coalición para los Derechos Humanos en el Desarrollo señala que los ataques son generalizados e involucran a una gran variedad de países, personas, sectores, inversiones y financiadores.
Asimismo, elementos desencadenantes de la escalada criminalizadora y represiva son tanto las campañas de estigmatización contra comunidades, grupos e individuos que son etiquetados de "opositores al desarrollo", como la imposición de "proyectos de desarrollo" sin una consulta previa, libre e informada.
IFD corresponsables
"Las IFD tienen el deber de respetar los derechos humanos y garantizar que sus inversiones no pongan en peligro a las personas. Sin embargo, frecuentemente las intervenciones para el desarrollo agudizan los riesgos que corren las personas defensoras", advierte el informe Riesgos no calculados.
A través de 25 estudios de casos - diez de ellos en América Latina[2] - el amplio documento evidencia como, a pesar de los compromisos ambientales y en materia de derechos humanos asumidos, las IFD continúan financiando proyectos que ocasionan daños severos a las comunidades locales.
En efecto, casi ninguna de estas instituciones financieras "estudia de manera sistemática si el entorno es favorable para la participación pública y la defensa de los derechos humanos", conformándose con informes parcializados de sus clientes, sin monitoreo en el terreno, y pasando por alto señales de alerta temprana de riesgo para defensores y defensoras.
Tampoco los mecanismos de quejas y denuncia de irregularidades tienen las herramientas y la autoridad necesaria para prevenir y hacerle frente a las agresiones.
Una larga secuela de muerte
"El desarrollo siempre es para el gran capital y no para las comunidades. En la lucha que desarrollamos contra el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca sufrimos división, represión y asesinatos, entre otros el de nuestra coordinadora Berta Cáceres.
Los bancos nacionales e internacionales que financiaban[3] el proyecto nunca quisieron escucharnos y prefirieron quedarse callados. Por eso son corresponsables de todas las violaciones que hemos sufrido", dijo Dunia Sanchéz del Copinh.
Siempre en Honduras, el financiamiento de la Corporación Financiera Internacional (CFI), entidad del Banco Mundial, para la expansión de la palma africana en la zona del Bajo Aguán, fue uno de los elementos que contribuyó al estallido de uno de los más sangrientos conflictos agrarios y al asesinato de decenas de campesinos.
El pueblo garífuna es otra víctima de proyectos de "desarrollo" financiados por instituciones financieras, en especial agroindustriales y turísticos, que acaparan territorios y expulsan comunidades[4].
Si bien hay IFD que han comenzado a abordar estas temáticas, hace falta mucho más por hacer.
"Se necesita no sólo un cambio en las políticas y las prácticas, sino también un giro fundamental que ubique a los derechos humanos y a las comunidades locales en el centro de cómo se concibe y se implementa el desarrollo", aclara la Coalición.
Entre las principales recomendaciones a las IFD y a los Estados, la Coalición insta a respetar los derechos y prevenir los daños, garantizar un entorno favorable para la participación de comunidades y personas defensoras, escuchar a las personas defensoras y monitorear los riesgos, y respaldar a quienes son amenazados.
[1] https://bit.ly/2CclG8Vde
[2] Brasil (2), Guatemala (2), Honduras (2), Perú (2), Colombia y México
[3] Banco Holandés de Desarrollo (FMO), Fondo Finlandés para la Cooperación Industrial (FINNFUND), Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Banco Ficohsa
Fuente: LINyM
Campaña de Solidaridad con Cuba, Venezuela y Nicaragua frente a las agresiones del imperialismo
El imperialismo estadounidense, enemigo principal de los pueblos del mundo, trata de imponer sus políticas de dominación a los pueblos de América Latina y el Caribe con la complicidad de las elites locales y las empresas trasnacionales a través de campañas de difamación, guerras diplomáticas, sanciones económicas, bloqueos y todo tipo de amenazas en el plano militar y paramilitar.
Aun así, en cada uno de los países atacados, la respuesta de los pueblos en las urnas, en las calles, en las organizaciones populares y en las redes sociales demuestran que la soberanía popular es más fuerte que cualquier interés de saqueo y sumisión.
En medio de este complejo contexto político, social y económico en el 2020 el mundo enfrenta la pandemia de COVID-19. La respuesta de muchos gobiernos al manejar el enfrentamiento a esta epidemia ha fracasado y lamentablemente los sistemas de salud en esos países han colapsado, incrementándose notablemente el número de enfermos y muertos como consecuencia de esta enfermedad, demostrando una vez más el individualismo, egoísmo y la falta de políticas para proteger la salud del pueblo en el sistema capitalista.
A la misma vez, injustamente el Gobierno de los Estados Unidos incrementa los bloqueos y sanciones económicas internacionales impuestos a Cuba, Venezuela y Nicaragua, nominado la “troika de tiranía,” poniendo en peligro la salud y vida de muchas personas de estos tres pueblos heroicos que luchan para construir una sociedad más justa.
Cuba ha demostrado que sí hay otro mundo posible y que sí se puede construir un modelo alternativo al neoliberalismo, basado en la solidaridad, la cooperación, la dignidad, en la distribución justa de los ingresos, el acceso igualitario a la superación profesional, a la seguridad y protección ciudadanas y a la liberación plena de los seres humanos. La Revolución Cubana es así mismo evidencia de que un pueblo estrechamente unido, dueño de su país y sus instituciones, en permanente y profunda democracia, puede resistir victoriosamente y avanzar en su desarrollo, frente a la agresión y al bloqueo más largo de la historia. A pesar del intento del imperio de pararla, Cuba sigue enviando brigadas médicas a más que 28 países del mundo, un esfuerzo que ha llegado hasta una campaña internacional para la nominación de la brigada Henry Reeve a recibir el Premio Nobel de la Paz.
El plan de agresión de Estados Unidos contra Venezuela en una estrategia a gran escala que prevé recrudecer el bloqueo y las medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela. Se trata a todas luces de una acción inmoral, injusta, ilegal y criminal cometida por EEUU en coordinación con sus aliados en la región y que no se detendrá ni disminuirá en su intensidad : la orden de captura contra el presidente constitucional Nicolás Maduro, los intentos de operaciones militares dentro del territorio nacional, el robo de activos y del oro en el exterior, suspensión de transacciones bancarias internacionales, todo ello es ejemplo de que la agresión continuará y se hará incluso más intensa. Es entonces en medio de este escenario que le ha tocado al pueblo venezolano librar un conjunto de batallas en los últimos tiempos, siendo siempre las claves para cada victoria, la unidad, la disciplina, la solidaridad y la consciencia. Venezuela reafirma la voluntad de un pueblo que se organiza para avanzar en la profundización de la democracia, la paz y la soberanía en Venezuela, defender sus conquistas y luchar por lo que falta.
En Nicaragua, el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, encabezado por el Presidente Comandante Daniel Ortega, ha demostrado una alternativa al modelo hegemónico del desarrollo impuesto por el imperio norteamericano. Con la base de la reforma agraria y campaña de alfabetización de los 80, en esta fase de gobierno ha logrado bajar la pobreza de 48% al 24% y extrema pobreza del 17% al 7%, alcanzar una 98% de electrificación y construir las mejores carreteras de Centroamérica, producir más que 80% de sus alimentos, entre otros. Esto es a pesar del intento del golpe fallido en 2018, nuevas sanciones económicas, y una campaña de noticias falsas que ha engañado hasta muchas en las comunidades progresistas a ponerse al mismo lado del Departamento de Estado de los EEUU.
Los pueblos atacados y los pueblos de Nuestra América, no podemos desentendernos de la injusticia ejercida a nuestros hermanos y hermanas. Por eso reaccionamos con unidad y solidaridad. Reafirmamos los principios de soberanía, no intervención en los asuntos internos de otros Estados y el derecho de cada pueblo a elegir y construir libremente su sistema político, en un ambiente de paz, estabilidad y justicia; sin amenazas, agresiones ni medidas coercitivas unilaterales, llamamos a cumplir los postulados de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y los acuerdos adoptados en el Encuentro Antimperialista de Solidaridad, por la Democracia y contra el Neoliberalismo efectuado en Noviembre de 2019 en La Habana, Cuba.
Apoyar a Cuba, Venezuela y Nicaragua contra la política imperialista e injerencista del gobierno de los Estados Unidos y sus aliados es defender la vida, es unidad, es solidaridad desde los pueblos, es demostrar que otro mundo es posible. Por eso decimos:
#PueblosSoberanosPueblosSolidarios
Amigos de la Tierra América Latina y Caribe
Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo- VC
Jubileo Sur- Américas
Fuente comunicado aquí ALBA Movimientos
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Defender los bienes comunes es cada vez más peligroso
El más reciente informe de Global Witness “Defender el mañana” arroja datos cada vez más preocupantes acerca de los ataques sistemáticos contra quienes defienden la tierra y los bienes comunes, en medio de una crisis climática y ambiental sin precedentes.
De acuerdo con el informe (descargue aquí la versión en español), el año 2019 ha sido el más letal para las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente. Son 212 las personas asesinadas en el mundo, más de dos tercios de ellas (148) en América Latina que vuelve a posicionarse como el continente más peligroso para la defensa de los bienes comunes.
En promedio, cuatro personas defensoras han sido asesinadas cada semana desde diciembre de 2015, mes en el cual se firmó el Acuerdo Climático de París. Además, el informe señala que defensores y defensoras sufrieron todo tipo de ataque no letal, entre otros, ataques violentos, arrestos, amenazas de muerte, campañas de estigmatización y difamación, acoso, hostigamiento, violencia sexual, demandas judiciales y encarcelamiento.
América Latina, la más letal
Colombia (64) y Filipinas (43) encabezan la trágica lista, sumando más de la mitad de los asesinatos. En el caso de Colombia, el asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos, “categorías” que incluyen a personas defensoras de la tierra y el medio ambiente, ha marcado dramáticamente el período post-acuerdo de paz. Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos fueron 368 las y los líderes asesinados entre 2016 y 2019, y ya son 37 los que perdieron la vida en lo que va del año.
En el caso de Filipinas, los ataques contra personas defensoras experimentaron un aumento significativo, alcanzando los 43 asesinatos en 2019, en comparación con los 30 del año anterior.
Brasil (24), México (18), Honduras (14) y Guatemala (12) son los países con la mayor cantidad absoluta de personas defensoras asesinadas después de Colombia y Filipinas. Sin embargo, si calculamos el número de asesinatos per cápita, Honduras se convierte en el país más peligroso para las personas defensoras de la tierra y los bienes comunes. A su vez, es el país con el mayor aumento en el porcentaje de ataques letales contra activistas.
La región amazónica resultó ser una de las zonas más afectadas con 33 asesinatos. Casi el 90% de los asesinatos en Brasil ocurrieron en la Amazonía.
Minería y agroindustria con más asesinatos
La explotación forestal fue el sector con el mayor aumento de asesinatos a nivel mundial, registrando un incremento del 85% respecto al 2018 en los ataques contra personas defensoras que se oponen a esta industria.
Global Witness advierte también lo difícil que es captar con precisión la verdadera dimensión del problema, ya que en varios países las restricciones a la libertad de prensa, la ausencia de registros gubernamentales y de la sociedad civil sobre los abusos documentados y situaciones de conflictos pueden generar un subregistro significativo.
Pese a la dificultad para identificar a los perpetradores de tantos asesinatos, Global Witness pudo vincular a fuerzas estatales con 37 de los asesinatos. También se sospecha de la participación de actores privados como sicarios, bandas criminales y guardias de seguridad privados.
“Durante años, las personas defensoras de la tierra y del medio ambiente han estado en la primera línea de defensa contra las causas y los impactos del colapso climático (…). Sin embargo, la mayoría de las empresas, las financieras y los gobiernos no son capaces de protegerlas en su trabajo que es vital y se desarrolla de forma pacífica.
Si queremos frenar el colapso climático debemos seguir los pasos de las personas defensoras de la tierra y del medio ambiente. Tenemos que escuchar sus demandas y amplificarlas.
Debemos presionar a quienes están en el poder para que aborden las causas estructurales del problema, apoyen y protejan a las personas defensoras y establezcan regulaciones que garanticen que, tanto los proyectos como las operaciones, se implementen con la debida diligencia, transparencia y consentimiento libre, previo e informado”, concluye el informe.
Honduras: Pueblo garífuna bajo ataque
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Foto Ofraneh |
Por Giorgio Trucchi | Rel UITA
El 18 de julio, hombres fuertemente armados vistiendo uniformes de la Policía Militar y de la Dirección Policial de Investigaciones irrumpieron en la comunidad garífuna de Triunfo de la Cruz y se llevaron de sus casas a cuatro activistas comunitarios, entre ellos el presidente del patronato Alberth Snaider Centeno, y a una quinta persona. Casi dos semanas después, los jóvenes siguen desaparecidos y las comunidades exigen su aparición con vida.
Junto a Centeno fueron secuestrados Milton Martínez Álvarez, Suami Mejía García y Gerardo Róchez Cálix, todos miembros de la Organización Fraternal Negra Hondureña (Ofraneh) y del Comité de Defensa de las Tierras.
También fue secuestrado Junior Rafael Juárez Mejía, un allegado de la comunidad.
Las autoridades policiales han negado cualquier tipo de responsabilidad en el crimen, sin embargo tanto las comunidades garífunas como la Ofraneh responsabilizan al Estado de Honduras por los ataques sistemáticos sufridos en estos años.
Son 20 los miembros de las comunidades garífunas hondureñas asesinados el año pasado, en su mayoría comprometidos con la defensa de los territorios ancestrales y los bienes comunes.
El 20 de mayo de este año fue asesinado Edwin Fernández, miembro de la Ofraneh y encargado de la vigilancia del portón de entrada a la comunidad de Río Tinto.
Un mes después, desconocidos segaron la vida del líder comunitario Antonio Bernárdez, oriundo de la comunidad de Punta Piedra.
El derecho del pueblo garífuna sobre estas tierras ha sido objeto de un largo juicio en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), que en 2015 falló a favor de las comunidades de Triunfo de la Cruz y Punta Piedra.
En el fallo, los jueces ordenaron al Estado de Honduras demarcar las tierras ancestrales sobre las cuales se otorgó la propiedad colectiva a la comunidad, en dominio pleno y en garantía de ocupación.
Buena parte de estas tierras han sido usurpadas por empresarios y grupos de poder con el objetivo de desarrollar megaproyectos turísticos, expandir el cultivo de palma africana y para la construcción de viviendas privadas o con fines turísticos.
Cinco años después, el Estado no sólo sigue negándose a cumplir la sentencia, sino que “ha activado su alianza con la estructura criminal para mapear, perseguir, secuestrar, desaparecer y asesinar a los líderes y lideresas de las comunidades garífunas”, denuncia la Ofraneh en un comunicado[1].
“La respuesta del Estado a la sentencia ha sido una escalada de violencia contra el pueblo garífuna. Nos atacan, nos asesinan, quieren infundir terror en nuestra gente. Pero el pueblo garífuna está en pie de lucha y se moviliza dentro y fuera de Honduras”, dijo Miriam Miranda, coordinadora de la Ofraneh.
Para Bertha Oliva, coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), el acto de violencia contra la comunidad de Triunfo de la Cruz se enmarca en un proyecto racista de desplazamiento forzoso del pueblo garífuna.
“No podemos hablar de rapto, ni de secuestro de los cinco jóvenes garífunas, sino de desaparición forzada a manos de quienes pretenden apoderarse del territorio y saquear los bienes comunes.
Hay una intención muy clara de querer exterminar todos aquellos que se oponen a este modelo explotador, y hay un patrón sistemático de violencia contra el pueblo garífuna y los liderazgos comunitarios”, advirtió Oliva.
Miriam Miranda agradeció las múltiples expresiones de solidaridad con el pueblo garífuna, y pidió más apoyo para seguir exigiendo la aparición con vida de los jóvenes, el cumplimiento de la sentencia y respeto para los derechos ancestrales.
“Todos estos jóvenes merecen otro futuro, pero para lograrlo debemos arrancar de raíz a este sistema podrido que nos ha hundido en la miseria, violencia e inseguridad. Hoy más que nunca necesitamos de otro pacto de convivencia”, concluyó Miranda.
Honduras: “¡Libérenlos ya de este infierno de injusticia!”
Por Giorgio Trucchi | Rel UITA
Este 30 de julio, el Comité para la liberación de los presos políticos en Honduras, organizaciones de derechos humanos y familiares de privados de libertad exigieron nuevamente la liberación inmediata de diez presos políticos que sufren la embestida de un sistema político y económico corrupto y violento.
“Honduras está sumida en una profunda crisis política, cuya solución debe pasar por la superación de la violencia estructural del modelo de sociedad que se nos impone.
En este sentido, la criminalización de la pobreza y el descontento social convierten la privación de la libertad en una maniobra permanente de represión y violación de los derechos humanos”, advierten las organizaciones en un comunicado[1].
Actualmente en Honduras hay alrededor de 22 mil personas privadas de libertad en 28 establecimientos, a cargo de un sistema penitenciario “totalmente militarizado, sobrepoblado, hacinado, y carente de una política pública penitenciaria integral”.
Un sistema donde la cotidianidad está hecha de violencia, insalubridad, malos tratos, torturas y severas carencias materiales. Algo que se ha vuelto aún más dramático con la llegada de la pandemia y la suspensión de garantías constitucionales.
De acuerdo con declaraciones del personal médico del Instituto Nacional Penitenciario habría casi 2 mil personas contagiadas en 20 establecimientos penitenciarios. Un monitoreo independiente calcula en al menos 25 las personas fallecidas por o con sospecha de Covid-19.
Pese al habeas corpus humanitario interpuesto a finales de marzo por el Mecanismo Nacional de Prevención Contra la Tortura (MNP-CONAPREV) a favor de más de 2.400 presos con problemas crónicos de salud y mayores de 60 años, la Sala de lo Constitucional declaró sin lugar la garantía constitucional.
En medio de esta situación dramática hay al menos diez presos políticos que denuncian ensañamiento del régimen y reclaman el derecho de poder defenderse en libertad, entre ellos el joven maestro Rommel Herrera Portillo[2], los ocho defensores del agua de Guapinol y Víctor Joseph Castillo.
Prácticamente todos manifiestan diferentes afectaciones de salud que los hacen vulnerables al coronavirus.
Ante esta situación, tanto el Comité para la liberación de los presos políticos como las demás organizaciones firmantes del comunicado instaron a las autoridades a acatar la solicitud del Sub Comité de las Nacionales Unidas para la Prevención de la Tortura a reducir la población penitenciaria.
Asimismo, exigieron la liberación inmediata de todos los presos políticos.
“Las cárceles son un infierno de injusticia y la forma como son manejadas por militares y policías son inhumanas.
Además nos enfrentamos a un sistema de justicia aberrante que encarcela por motivos políticos, y a un gobierno represor y violador de derechos humanos. ¡Los presos políticos debe ser puestos en libertad ya!”, dijo Juan Almendárez, director del Centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura (CPTRT).
Pandemia y mayor represión
Para Bertha Oliva, coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh) y miembro de la Convergencia Contra el Continuismo (CCC), presos políticos y desaparecidos son temas que nadie debe olvidar.
“Durante la suspensión de garantías por la pandemia hemos contabilizado al menos 9 personas víctimas de desaparición forzada, entre ellas los cinco compatriotas de la comunidad garífuna de Triunfo de la Cruz[3].
También tenemos a presos políticos que están privados de libertad por defender el agua, la vida, la educación y salud pública. Nadie los va a olvidar.
El Estado es responsable de estos crímenes, de esta crisis de derechos humanos y del violento retroceso a los años 80.
Nos unimos al grito unánime que se levanta a nivel nacional e internacional: ¡Libertad Ya para los presos políticos! ¡Vivos se los llevaron, Vivos los queremos”, concluyó Oliva.
Fuente: Rel UITA
[1] https://www.defensoresenlinea.
[2] http://www.rel-uita.org/
Plan intervencionista en Nicaragua (+ documento y video)
Cuando a inicios del mes de julio, en el programa "Sin Fronteras" que dirige el periodista William Grigsby en Radio La Primerísima, se presentaron las pruebas del financiamiento de Estados Unidos a grupos de la oposición nicaragüense (más de U$ 28 millones entre 2017 y 2018), era más que evidente que se trataba de algo no sólo muy bien planificado, sino mucho más profundo y estructurado.
En la sección del documento presentado el viernes pasado (unas 18 páginas) se prevé también la profundización de la crisis política, económica, social e incluso de salud, aprovechando la pandemia de coronavirus.
"El objetivo es claro: crear las condiciones para acabar con el gobierno de Daniel Ortega. Para hacerlo prevén tres escenarios.
El primero considera la posibilidad de una transición pacífica a través de la renuncia del presidente Ortega, elecciones anticipadas donde gana la oposición o elecciones ya programadas para noviembre del 2021 donde también gana la oposición", explicó Grigsby durante el programa.
En el segundo escenario no hay una transición pacífica, en cuanto el presidente Ortega no estaría creando las condiciones para que se den elecciones 'libres y transparentes'. En ese segundo escenario es el partido de gobierno a ganar los comicios.
Finalmente hay un tercer escenario, que es donde el Frente Sandinista gana unos comicios que, tanto la oposición como sus aliados internacionales consideran 'libres y transparentes'.
En el segundo y tercer escenario, el documento define las estrategias para subvertir el orden y lograr el derrocamiento del gobierno sandinista.
En el primer escenario, la empresa que ejecutará el plan traza las líneas y define las políticas que deberá implementar el nuevo gobierno para lograr la 'transición democrática', haciendo tabula rasa del sandinismo.
También pueden descargar el documento original en inglés y su traducción al español
- Video "Sin Fronteras"
Desaparición forzada de dirigentes garífunas. Nota de la Rel UITA al presidente de Honduras
Tegucigalpa
Asimismo, instamos al Estado de Honduras a cumplir en su totalidad la sentencia internacional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Caso Guapinol: vergonzosas resoluciones judiciales
Come la banana ha cambiato il mondo (VIDEO)
Guatemala: El uso de la pandemia para garantizar los intereses del gran capital
Foto G.Trucchi | LINyM |
Guatemala es actualmente el país de Centroamérica y el Caribe con más personas fallecidas por la pandemia de Covid-19 (más de 2,600) y con una tasa de letalidad superior al 3.8%, una de las más altas en la región. También es el tercer país con más casos de coronavirus (casi 70 mil).
El primer caso en Guatemala se registró oficialmente el 13 de marzo. El 17 de marzo se decretó estado de calamidad pública[1] a nivel nacional para la contención de la pandemia, con suspensión de garantías constitucionales y toques de queda. La medida fue prorrogada cinco veces.
También se decretó estado de sitio en varios municipios del país, decisión que conllevó una creciente militarización de los territorios y la detención de más de 50 personas, incluso autoridades indígenas y periodistas.
Organizaciones de derechos humanos, como la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos Guatemala (Udefegua), denunciaron la falta de acceso a datos y fuentes de información sobre la pandemia, así como la poca credibilidad de las cifras brindadas por las autoridades de salud.
Crisis sanitaria y corrupción
“Estamos ante la presencia de datos muy subestimados. Los hospitales están colapsados, el sistema de salud está cada vez más deteriorado y las autoridades sanitarias, pese a contar con el presupuesto más alto de su historia, no logran hacerle frente a la pandemia”, dijo Jorge Santos, coordinador general de Udefegua.
En efecto, las tasas de ejecución del multimillonario presupuesto son bajísimas, algo que le ha costado el puesto al titular de salud, Hugo Monroy. También fueron cesados los viceministros técnico y administrativo por irregularidades en la adquisición de medicamentos y material sanitario
A inicios del mes de agosto, por ejemplo, la ejecución en el rubro de adquisición de ventiladores, pruebas y equipos de protección personal era de apenas un 4%, la del bono familia (unos 125 dólares) y el fondo de protección al empleo no llegaba al 40%, y los desembolsos para el programa de remodelación e infraestructura de hospitales y centros de salud alcanzaban apenas el 16%.
Lo mismo ocurría con los fondos para hospitales temporales, cuya ejecución no llegaba al 15%.
Consintiendo al gran capital
A pesar de la situación, las autoridades guatemaltecas han comenzado a reactivar las actividades económicas y a permitir la movilización en casi todo el país.
“La impresión es que toda esta estrategia fue dirigida a garantizar los privilegios a la oligarquía guatemalteca. Ha sido una política criminal de ‘sálvese quien pueda’, en el marco del autoritarismo, el retroceso democrático y del aumento progresivo de las agresiones contra defensores y defensoras de derechos humanos”, advirtió Santos.
Como ejemplo, el coordinador de Udefegua señaló tres municipios de Izabal y dos de Alta Verapaz, donde se mantiene el estado de prevención. El gobierno argumentó que la medida obedece a la presencia de personas y grupos armados que llevan a cabo actos de violencia. Sin embargo, para Jorge Santos el verdadero objetivo es garantizar los intereses de compañías mineras y corporaciones agroindustriales de la zona.
“La militarización ha significado desalojos violentos, capturas, agresiones, abusos sexuales contra las mujeres. Lo que se ha estado implementando son esquemas de control social y represión, en procesos cada vez más difíciles para la auditoría social y la observación en materia de derechos humanos.
El gobierno del presidente Giammattei ha utilizado de manera perversa la pandemia y la poca movilidad que tiene la población para sostener los intereses de los grandes capitales. Todo esto a costa de la libertad, la seguridad y la vida de las comunidades que, en vez de ser atendidas, son agredidas y sus derechos son violados”, añadió Santos.
De acuerdo con el más reciente informe de Global Witness (descargue aquí la versión en español), Guatemala se mantiene entre los países con la mayor cantidad absoluta de personas defensoras de la tierra y los bienes comunes asesinadas el año pasado (13).
Pacto de corruptos
El denominado ‘pacto de corruptos’, que reúne a los ocho grupos oligárquicos que controlan la economía, la política y la justicia en el país, es parte de la estrategia de agresión contra quienes exigen un cambio profundo en Guatemala.
“Son ellos que diseñaron y están financiando la estrategia de ataques contra la democracia y los derechos humanos. Quieren secuestrar el Estado y tomar control de la institucionalidad para garantizar sus intereses y el sostenimiento de un modelo económico que concentra riqueza, explota la fuerza de trabajo y los bienes comunes, expolia territorios.
Los nuevos ataques de estos días contra el Procurador de derechos humanos[2], el Fiscal especial contra la impunidad y contra jueces y juezas del sistema de mayor riesgo, son parte de esta estrategia de agresión contra funcionarios que, bajo el marco de la honestidad y la defensa del estado de derecho, han sostenido la lucha iniciada por la sociedad civil y la Cicig[3]”, manifestó Jorge Santos.
Para el coordinador de Udefegua, el presidente Giammattei ha venido profundizando el esquema de agresión en contra de la débil construcción democrática en Guatemala.
Más agresiones
Entre enero y junio de este año, Udefegua contabilizó 677 agresiones contra defensores y defensoras pertenecientes a unas 70 organizaciones y comunidades. Febrero, junio y mayo fueron los meses más violentos con 180, 152 y 126 agresiones respectivamente. En tan sólo seis meses hay un aumento del 73% respecto al total de agresiones de 2019 (494). También se registraron 13 asesinatos entre enero y mediados de agosto.
“Hubo ataques a la libertad de expresión, desalojos extrajudiciales violentos, muchos casos de criminalización, varios asesinatos y la desaparición de un dirigente comunitario. Es decir, mientras la población sufría los impactos de la pandemia, el gobierno y la oligarquía arremetían violentamente contra la oposición política y las personas defensoras de los derechos humanos.
Prácticamente el comportamiento de agresiones y violencia contra las y los defensores tiene el mismo ritmo de crecimiento exponencial que la pandemia. De tener el mismo comportamiento durante los próximos seis meses, el 2020 se convertiría en el año de mayor nivel de violencia contra defensores y defensoras en Guatemala”, concluyó.
Honduras: “Ninguna sociedad puede construirse sobre la base del olvido y la impunidad”
Por Giorgio Trucchi | Rel UITA
En el marco de las actividades del Día Nacional del Detenido Desaparecido en Honduras y el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, este 24 de agosto Cofadeh, OACNUDH y Rel UITA organizaron el foro virtual “Desaparición Forzada en Honduras”.
No se puede considerar la desaparición forzada como algo del pasado, ni pretender seguir adelante mientras hay familias cuyas vidas han sido marcadas para siempre por la falta de verdad y justicia.
En Honduras se calcula que 184 personas fueron desaparecidas durante la década de los 80. Organizaciones internacionales aseguran que hasta podrían ser más de 200.
Para Cofadeh[1], estos datos sólo son la punta del iceberg de una tragedia que aún clama justicia.
La última década en Honduras ha sido marcada por el golpe del 2009 y la instalación de gobiernos continuadores del golpe. Durante ese período se han registrado varios casos de desaparición forzada que han quedado en la absoluta impunidad.
La reciente desaparición de cinco miembros de la comunidad garífuna de Triunfo de la Cruz[2], cuatro de ellos activistas comunitarios y miembros de la Organización Fraternal Negra Hondureña (Ofraneh), es el ejemplo vivo de una tragedia que parece no tener fin.
“La desaparición forzada es un crimen continuado, permanente e imprescriptible. Es obligación del Estado llegar a la verdad, porque ninguna sociedad democrática puede construirse sobre la base del olvido y la impunidad.
Cualquier medida contraria a este principio es incompatible con el derecho internacional”, dijo Fabián Salvioli, relator especial de Naciones Unidas sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.
Verdad y justicia
Isabel Albaladejo, representante de la Oacnudh[3] en el país, recordó que casi cuatro décadas después, la promoción de la verdad, la justicia, la memoria, la reparación y la garantía de no repetición siguen siendo una deuda del país para con las víctimas y la sociedad hondureña.
Asimismo, advirtió que Honduras necesita avanzar rápidamente en la implementación de varias acciones, entre otros, crear un registro nacional de personas desaparecidas, adoptar un marco normativo específico para la protección de las personas y derogar aquellas leyes que obstaculizan el acceso a la información.
También avanzar en la investigación de los casos de personas desaparecidas, crear una unidad especial en materia de desaparición forzada e implementar un plan nacional de búsqueda de las personas desaparecidas.
Finalmente, la titular de la Oacnudh en Honduras ahondó en la urgencia de promulgar una ley de víctimas “que garantice la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición”, concluyó Albaladejo.
Articular alianzas estratégicas
Para Gerardo Iglesias, secretario regional de la UITA[4], la lucha contra la desaparición forzada pasa necesariamente por la articulación de capacidades y experiencias.
“Hemos aprendido que no podemos trabajar en solitario, y que crear alianzas estratégicas es fundamental para luchar contra la desaparición forzada y aquellas prácticas que pretenden también desaparecer la memoria.
Tenemos que articularnos para rescatar la memoria, entender lo que pasó, asegurarnos que nunca más vuelva a ocurrir”, manifestó.
Iglesias recordó que América Latina se ha convertido en la región más peligrosa para las personas que defienden la tierra y los bienes comunes, para las mujeres y para las y los sindicalistas.
“Solamente articulando acciones y globalizando la lucha vamos a hacer sentir nuestras voces, nuestras denuncias, echando luz sobre esta dramática violación de derechos humanos”, concluyó.
Bertha Oliva, coordinadora de Cofadeh, aseguró que ya se ha ganado una primera e importantísima batalla.
“Nunca pudieron acallar las voces de nuestros desaparecidos y desaparecidas. Debemos seguir forjando esperanza, luchar por tener una Honduras diferente, apegada a la verdad y a la esencia de los derechos humanos.
Sabemos que no estamos solas, que son muchas las personas y organizaciones que nos acompañan en nuestra lucha diaria por la verdad y la justicia, contra la impunidad y la estrategia del olvido que quieren imponernos”, afirmó Oliva.
La histórica defensora de derechos humanos aseguró que aún no es posible ‘dar vuelta a la página’, y que solamente se podrá hacerlo cuando se dignifiquen a las víctimas con la verdad y la justicia.
“No tenemos rencor, pero sí tenemos la determinación de continuar exigiendo que devuelvan al pueblo lo que le han arrebatado. Apostamos a la construcción de la memoria. Esto no es negociable”, concluyó.
2- http://www.rel-uita.org/
3- Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos
4- Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles y Afines
(VIDEO) Estados Unidos y Nicaragua - Una entrevista con Brian Willson
Honrando a las víctimas, multiplicando las luchas
Por Giorgio Trucchi | Rel UITA
En el marco de las actividades del Día Internacional de las Víctimas de las Desapariciones Forzadas y el Día Nacional del Detenido Desaparecido en Honduras, la Convergencia Contra el Continuismo (CCC) hizo público su posicionamiento ante la grave crisis de derechos humanos que sufre el pueblo hondureño.
En un comunicado[1] dado a conocer durante una conferencia de prensa virtual, la CCC saludó a todas las organizaciones que “se mantienen en pie de lucha y en rebeldía” ante la política de terror impuesta por el régimen.
Asimismo, conmemoró y agradeció a todos aquellos luchadores y luchadoras que “han brindado su vida por una sociedad digna y justa”.
La Convergencia Contra el Continuismo repudió la “dictadura que lidera Juan Orlando Hernández” y consideró inadmisible que, después de mes y medio, “siga guardando cómplice silencio” frente a la desaparición de los jóvenes garífunas de la comunidad de Triunfo de la Cruz[2].
También repudió la persecución, amenaza y criminalización de defensores del ambiente y derechos humanos, a manos del Estado “en contubernio con empresarios extractivistas”, como es el caso de los defensores del agua y de la vida de Guapinol.
El equipo de coordinación de la CCC denunció las amenazas reiteradas y sistemáticas a las que están sometidas las organizaciones sociales y populares de Honduras, con particular énfasis en la represión y asesinato de integrantes del pueblo Tolupán.
De igual manera condenó la aprobación y aplicación del nuevo código penal, con el cual “se dejan en libertad a corruptos y criminales”, mientras se criminalizan a defensores y defensoras.
La Convergencia Contra el Continuismo rechazó también el colosal desfalco de fondos destinados a combatir la pandemia de Covid-19, así como la suspensión de derechos constitucionales, como “estrategia para imponer miedo y desmovilización social”.
Finalmente, ratificó su compromiso con todas las luchas en contra de la dictadura y para abrir camino hacia la recuperación del país.
Una tragedia que aún clama justicia
“Los torturadores, los genocidas hoy se sienten derrotados, porque las y los desaparecidos están más presentes que nunca.
Sus ideas, pensamientos y ejemplo nos motivan a seguir adelante, exigiendo verdad y justicia; reclamando libertad para todos los presos políticos”, dijo Bertha Oliva, miembro de la coordinación general de la CCC.
Juan López, coordinador del Comité Municipal de Bienes Comunes de Tocoa, quien sufrió en carne propia la criminalización contra los defensores del agua de Guapinol, aseguró que unidad, historia y memoria son necesarias “para alimentar las luchas que se necesitan para enfrentar a un régimen que somete a un país entero”.
En Honduras se calcula que 184 personas fueron desaparecidas durante la década de los 80. Organizaciones internacionales aseguran que hasta podrían ser más de 200.
Honduras: “No me arrepiento de nada y la persecución me hizo más fuerte”
Nueva arremetida contra estudiantes universitarios criminalizados
Por Giorgio Trucchi | LINyM
La última década en Honduras ha sido caracterizada por la represión y la violación sistemática de los derechos fundamentales de personas y organizaciones que luchan contra un modelo político y económico que pone a la venta el país, privatiza servicios básicos, precariza el trabajo, acapara tierras, saquea bienes comunes, militariza territorios y expulsa pueblos y comunidades indígenas y campesinas.
Después del golpe y durante la rectoría de Julieta Castellanos (2009-2017), las y los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) emprendieron una larga y tenaz lucha en defensa de la autonomía universitaria y de una educación superior pública, gratuita y de calidad.
Ante la actitud represiva de Castellanos, punta de lanza de los gobiernos continuadores del golpe contra las demandas del movimiento estudiantil, las y los jóvenes intensificaron las movilizaciones y multiplicaron las tomas pacíficas de recintos universitarios en todo el país.
La demanda de democratización interna y la defensa de la educación pública tuvieron como respuesta la criminalización del movimiento. Al menos 200 estudiantes sufrieron diferentes tipos de persecución. Muchos de ellos y ellas fueron perseguidos judicialmente, unos fueron suspendidos y expulsados, otros tuvieron que abandonar el país.
Aún más violenta, y con señales evidentes de ensañamiento, fue la arremetida contra trabajadoras y trabajadores organizados sindicalmente en la UNAH. Además de sufrir acoso sistemático y ser despedidos ilegalmente, fueron víctimas de asesinato y desaparición forzada, como es el caso de los dirigentes sindicales Donatilo Jiménez Euceda y Héctor Martínez Motiño.
Criminalización
Es en este contexto de agresión persistente al movimiento estudiantil que comienza la odisea de Moisés Cáceres, Sergio Ulloa y Cesario Padilla, quienes en julio de 2015 fueron acusados de detentación ilegal de bienes públicos en perjuicio de la UNAH.
“Desde 2010 veníamos exigiendo que se diera paso a procesos de democratización en los órganos de gobierno universitario, y que se permitiera organizar un órgano autónomo de gobierno estudiantil. A la par, nos enfrentábamos a la puesta en vigencia de un paquete de normas académicas que afectaba negativamente al estudiantado”, recuerda Cesario Padilla, quien actualmente se desempeña como periodista y defensor de derechos humanos.
Asambleas y protestas se concentraron principalmente en los recintos universitarios de Tegucigalpa y San Pedro Sula. Comenzó una cacería que llevó a la expulsión de decenas de estudiantes, entre ellos Cáceres, Ulloa y Padilla. Un recurso interpuesto ante la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia permitió su reintegración, marcando un primer revés para las autoridades.
El 2015 marcó un repunte en la lucha estudiantil, con tomas de las instalaciones universitarias en Tegucigalpa, San Pedro Sula y en diferentes centros regionales. Luego de solicitar y ejecutar el desalojo forzoso de los recintos, la campaña de odio de las autoridades universitarias, encabezadas por Julieta Castellanos, se dirigió hacia aquellas personas que habían sido expulsadas el año anterior.
“Fue algo totalmente discrecional. La rectora usó los medios de comunicación de la misma universidad para acrecentar su figura y difundir el odio contra quienes estábamos protestando. Para evitar ser identificados y criminalizados, las y los estudiantes comenzaron a hacer uso de las capuchas. En julio, Moisés, Sergio y yo fuimos demandados sin ninguna prueba”, recuerda el joven.
Solidaridad
La reacción de varias organizaciones de derechos humanos fue inmediata, tanto para denunciar lo que estaba pasando como para brindar apoyo legal a las víctimas de la campaña de odio. Mientras tanto, el movimiento estudiantil continuaba su lucha.
En 2016 arreciaron las protestas. En junio de ese mismo año, las autoridades de la UNAH demandaron a decenas de estudiantes. Moisés, Sergio y Cesario fueron nuevamente requeridos judicialmente.
“Durante la rectoría de Castellanos, los procesos penales fueron la herramienta privilegiada para frenar la protesta social. Era tanto el odio contra el movimiento estudiantil fortalecido que hasta se emitieron orden de captura. Y derramó ese mismo odio sobre aquellas organizaciones de derechos humanos que acompañaron a las y los estudiantes.
Finalmente se logró sentar a las autoridades universitarias a una mesa de diálogo, obligándolas a reconocer al movimiento como interlocutor y a firmar un pliego de peticiones. Todos fuimos sobreseídos”, dijo Cesario Padilla.
Para los tres dirigentes estudiantiles se trataba de una victoria parcial. El juicio iniciado en 2015 duró dos años. Las autoridades de la UNAH, el Ministerio público y la Procuraduría general solicitaron una pena máxima de tres años de prisión y penas accesorias.
El 7 de junio de 2017, la Sala IV de la Corte Suprema de Justicia emitió una condena por el delito de detentación ilegal de bienes públicos en perjuicio de la UNAH. Sin embargo, la individualización de la pena, que debió ser presentada por escrito en los días sucesivos a la sentencia, fue retrasada durante casi dos años y medio.
Campaña para intimidar
Fue hasta el 1 de septiembre de 2020 que los apoderados legales de Moisés, Sergio y Cesario se enteraron de la existencia de una sentencia condenatoria, firmada en octubre del año pasado por la jueza Enilda Geraldina Mejía.
En la sentencia, la jueza los condena a tres años de reclusión, a la inhabilitación especial e interdicción civil por el tiempo que dure la condena, así como a trabajar en obras públicas o en labores dentro de la prisión. Finalmente se declaró responsabilidad civil de los condenados.
Pese a que la noticia ya se hizo pública, al momento de escribir esta nota (7/9) la sentencia aún no ha sido notificada a los defensores de los tres ex dirigentes estudiantiles.
“Eso muestra todo el carácter de una sentencia política divulgada públicamente para amedrentar e intimidar la protesta social, la defensoría de derechos y la libertad de expresión, en un contexto de profundización del irrespeto a las libertades civiles en Honduras”, señala en una nota el Comité por la Libre Expresión (C-Libre).
Pase lo que pase -asegura C-Libre- Moisés, Sergio y Cesario no irán a la cárcel en cuanto, de acuerdo a la fecha de la sentencia, “los tres años de reclusión ya fueron superados por el tiempo en el que se impusieron las medidas cautelares, durante el cual el Estado se ensañó arbitrariamente contra los dirigentes estudiantiles causando daños emocionales, morales, restricciones laborales y educativas irreparables”.
En cuanto se notifique la sentencia, el equipo legal presentará un recurso de casación para pedir la nulidad de todo el proceso penal.
“No me arrepentimiento”
“Hemos vivido cinco años teniendo país por cárcel. Hemos perdido un sinnúmero de oportunidades de estudio, formación y trabajo. Mi culpa fue haber aportado al movimiento estudiantil y haber apoyado las demandas justas de docentes y personal organizado de la UNAH.
También soy culpable de ser hijo de mi padre, Félix Cesario Padilla, poeta y periodista, catedrático universitario y sindicalista, sobreviviente de desaparición forzada, quien trabajó durante 35 años en la UNAH y nunca ocultó sus críticas hacia Julieta Castellanos y su campaña de persecución y criminalización”, dijo Cesario Padilla.
-¿Te arrepientes de algo?
- La única cosa de la que podría arrepentirme es de no haber entrado antes a la universidad, porque hubiese tenido un año más para seguir dándole duro al poder, junto a una generación bellísima de compañeros y compañeras.
La lucha estudiantil fue mi escuela de periodismo, de vida y, por supuesto, de lucha. A pesar de todo lo que me ha tocado vivir y sufrir junto a mi familia, el dolor se ha convertido en fuerza y compromiso. Quisieron silenciarme y maniatarme. No pudieron, ni podrán.
Exigen un alto a las masacres en Guatemala
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Foto G. Iglesias | Rel UITA |
Giorgio Trucchi | Rel UITA
La Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra (ILC por su sigla en inglés) publicó una declaración en solidaridad con organizaciones y comunidades indígenas y campesinas de Guatemala, que están siendo víctimas de campañas de criminalización, ataques homicidas y vulneración de sus derechos fundamentales, por defender la tierra y los bienes comunes.
En lo que va del año, cuatro defensores de organizaciones que pertenecen a la ILC fueron asesinados y uno fue víctima de desaparición forzada.
Además reportan el asesinato del director de Agrónomos y Veterinarios sin Fronteras, el ciudadano francés Benoit Maria, y al menos cinco intentos de desalojos extrajudiciales, señala el documento[1].
En el caso específico del Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), 17 de sus miembros fueron asesinados en total impunidad en pocos más de dos años.
La escalada de violencia sistemática contra comunidades indígenas y campesinas va profundizándose cada día más.
De acuerdo con el más reciente informe de Global Witness[2], Guatemala sigue figurando entre los países con la mayor cantidad absoluta de personas defensoras de la tierra y los bienes comunes asesinadas. El año pasado fueron 13 las víctimas mortales.
La misma situación fue denunciada en diciembre de 2019 en el marco de la movilización global de Land Rights Now[3].
Recientemente, la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos Guatemala (Udefegua) publicó un nuevo informe sobre agresiones a personas que defienden los derechos humanos en el país.
Entre enero y junio de este año, se contabilizaron 677 agresiones que involucraron a unas 70 organizaciones y comunidades.
En tan sólo seis meses se registra un aumento del 73 por ciento respecto al total de agresiones de 2019 (494). También se registraron 13 asesinatos entre enero y mediados de agosto.
Una situación que para la ILC podría volverse aún más peligrosa por el progresivo debilitamiento de la institucionalidad en el país, luego del cierre unilateral de instancias de diálogo creadas para dar cumplimiento a los Acuerdos de Paz, como son la Secretaría de Asuntos Agrarios, la Comisión Presidencial de Derechos Humanos y la Secretaría de la Paz.
Ante esta situación la Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra reiteró su respaldo a las organizaciones indígenas y campesinas, al tiempo que exhortó a las autoridades a dar solución a los conflictos respetando los derechos humanos.
En este sentido, pidió al Estado reconocer el derecho de las comunidades sobre sus tierras, poner fin a la política de desalojos desconcentrando la propiedad de la tierra, reconocer el derecho a defender derechos humanos, promoviendo políticas públicas de protección.
Asimismo, instó a combatir y acabar con la impunidad y a garantizar el funcionamiento de instituciones especializadas en materia agraria y derechos indígenas.
Finalmente, la ILC hizo un llamado a la comunidad internacional a poner atención a lo que ocurre a diario en Guatemala, apoyando el esfuerzo de organizaciones indígenas, campesinas y de derechos humanos “para construir un país más justo, democrático y libre de violencia”.
Notas
[1] https://bit.ly/32sYSLH
[2] https://bit.ly/31vNteL
[3] https://bit.ly/2QwTLVg
Violencia contra los pueblos
Por Raúl Zibechi
Desde que el Supremo Tribunal Federal de Brasil prohibió el patrullaje y las operaciones policiales en las favelas, las muertes en cayeron un 76 por ciento. Lo que demuestra que si el poder político tiene voluntad, la violencia puede caer sensiblemente.
Según datos del Instituto de Seguridad Pública de Rio, las muertes cayeron de 348 en junio y julio de 2019 a 84 en el mismo período de este año.
El 5 de junio el Supremo determinó que sólo en casos extraordinarios podía haber operaciones policiales en las favelas, pero que deberían adoptarse “cuidados excepcionales” para que la población no sea colocada en riesgo, según O Globo (https://glo.bo/2QXPEBx).
La decisión del Supremo fue consecuencia de una seguidilla de crímenes en favelas de Rio, a manos de la policía militar, cuyas víctimas fueron niñas y niños. “No hay justificación para que un niño de 14 años reciba más de 70 disparos. El hecho es indicativo, de que no se hará nada para reducir la letalidad policial, una situación que en nada respeta la Constitución”, escribió uno de los miembros de Supremo (https://glo.bo/356npsS).
Si extrapolamos lo que viene sucediendo en Honduras, en Colombia y en México, por poner tres ejemplos quizá extremos, podemos concluir que durante la pandemia se está ejecutando un plan de exterminio masivo de los movimientos populares más contestatarios, aquellos que están dificultando el pleno despliegue de las políticas extractivas.
En Honduras, la desaparición reciente de cinco garífunas en el Caribe y el encarcelamiento de ambientalistas, están relacionadas con el avance de un megaproyecto turístico. Estas acciones recuerdan la década de los 80, cuando jóvenes estudiantes hondureños fueron desaparecidos por las fuerzas de seguridad del Estado.
La represión en curso se complementa con el saqueo de recursos destinados a los pacientes del Covid-19 y las tácticas del gobierno de imponer un toque de queda para imponer el terror como práctica de Estado, denuncia la Convergencia contra el Continuismo (https://bit.ly/35o9df5).
Durante la pandemia, se registraron 50 mil denuncias por violencia doméstica que ha dejado ya 200 muertes. En los últimos 10 años el gasto en defensa y seguridad que se multiplicó por cuatro, pero la violencia sigue en un nivel escandaloso. En lo que va del año Honduras contabiliza 31 masacres u homicidios múltiples (25 de estas registradas durante la cuarentena).
Migdonia Ayestas, coordinadora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, explica lo que sucede:
“Mantener a la población en cuarentena, encerrada en sus hogares, no ha implicado que haya menos violencia, sigue desarrollándose y quitándole la vida a miles de hondureños”.
Muchas veces estos delitos son presenciados por ciudadanos que mencionan que sus autores andan con indumentaria militar (https://bit.ly/3bERIbq).
Una violencia endémica
Colombia vive una de sus etapas más violentas y oscuras desde la firma del acuerdo de paz en 2016 entre el Estado y las FARC. En 2017, según la ONU, se registraron 11 matanzas. En 2018 fueron 29 y el año pasado, 36. Los primeros ocho meses de 2020 revelan que el aumento es aún más pronunciado: las masacres ascienden a 46 (https://bit.ly/3bzX5IA).
Uno de los departamentos más afectados es el Cauca, donde los pueblos agrupados en el CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca) ofrecen tenaz resistencia al modelo de muerte.
En la cuarta parte del Cauca se busca petróleo y en el 40% de la superficie se explora en busca de metales. Además se pretenden construir dos grandes carreteras y un puerto de aguas profundas en el Pacífico.
“El avance de la expansión paramilitar refleja no sólo el fracaso de los procesos de justicia y paz, sino la falta de voluntad del actual gobierno por desmontar las estructuras paramilitares, quienes tienen connivencia con agentes del Estado en diferentes regiones del país”, sostiene Camila Galindo, abogada del Observatorio de Derechos Humanos (https://bit.ly/2FagWCa).
Terrorismo, narcos y saqueo
En México la violencia ha crecido en el último año, asociada a los proyectos extractivos como el Tren Maya y el Corredor Transístmico. De modo muy particular, en el sureste, en Chiapas, pero también en la península de Yucatán y en todas las áreas donde se adelanten megaproyectos.
“Chiapas es el estado más militarizado del país” escribe el periodista Zósimo Camacho. Más aún que aquellos donde los cárteles del narcotráfico dominan regiones y protagonizan matanzas. Mientras en Chiapas hay 12.000 militares, en Durango hay poco más de 4 mil, en Sonora 6 mil y en Chihuahua 7 mil.
“Además, la Guardia Nacional pretende construir cuarteles dentro de los propios municipios autónomos zapatistas o zonas con bases de apoyo”, escribe en Contralínea (https://bit.ly/35jxjaN).
El periodista destaca: “Chiapas es la entidad de la República en la que menos delitos se cometen y no hay matanzas entre cárteles ni mucho menos. Durango, Sonora y Chihuahua están bajo intensas disputas entre ejércitos privados del Cártel de Sinaloa y el de Juárez, con incursiones del Cártel de Jalisco Nueva Generación. Matanzas con decenas de vidas segadas, previas sesiones de tortura luego transmitidas por redes sociales para generar terror”.
La pandemia como excusa
Se imponen algunas conclusiones.
La primera es que todos los datos indican que las grandes transnacionales están aprovechando la pandemia para intensificar el modelo de destrucción que llamamos “neoliberalismo extractivista”.
En toda América Latina y, probablemente, en todo el mundo. El encierro forzado de millones de personas, lo consideran como una oportunidad de oro para neutralizar las trabas que tenían, que son básicamente los pueblos organizados, los movimientos sociales y sindicales.
La segunda es que están lanzando al ruedo artillería pesada: policías y militares, paramilitares y narcos, y todo aquello que les permite desplazar pueblos enteros. En este punto, por duro que sea reconocerlo, las fronteras entre conservadores y progresistas tienden a difuminarse, porque el modelo es una realidad estructural, que no puede neutralizarse con políticas sociales.
Ingresamos en un período extremadamente complejo, donde sólo la resistencia de las clases trabajadoras puede crear las condiciones para un futuro mejor.
Fuente: Rel UITA
El Salvador: Coronel Montano condenado por masacre de jesuitas
La defensa de Montano, tiene cinco días para apelar la sentencia dictada.
Texto completo de la Audiencia Nacional de España
En la lectura de la sentencia, el tribunal condenó por cada uno de los cinco delitos probados a Montano a "una pena de 26 años, ocho meses y un día, con un límite de cumplimiento de condena que no podrá exceder de 30 años, así como la inhabilitación absoluta por el tiempo de la condena que comprenderá la privatización de todos los honores, de los empleos y cargos públicos"; no podrá elegir ni ser elegido para cargos públicos, y con la expresa reserva de las acciones civiles a los perjudicados y el pago de los costes del proceso incluidos los de las acusaciones.
La matanza ocurrió en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, cuando un batallón especial Atlacatl del ejercito irrumpió en las instalaciones de la UCA, arribó al dormitorio de los jesuitas, los sacó de sus habitaciones y los ametralló en el suelo hasta la muerte.
También acribillaron a otro religioso en el interior del dormitorio y a las dos mujeres, madre e hija (ésta última menor de edad).
Lista de los asesinados
La justicia, aún parcial, llegó 31 años después: un pelotón del Atlacatl -entrenado en contrainsurgencia por Estados Unidos- cumplieron la orden de asesinar a los sacerdotes españoles Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Armando López y Juan Ramón Moreno, al salvadoreño Joaquín López, así como a la empleada de los sacerdotes Julia Elba Ramos y a su hija de 16 años Celina Mariceth Ramos.
El crimen en masa, como se demostró en el juicio contra Montano, fue planeado con antelación por un grupo de altos mandos militares, entre los que se encontraba Montano.
Entre los acusados de la masacre están el ya fallecido René Emilio Ponce, entonces jefe del Estado Mayor de la Fuerza Armada, así como el ministro de la Defensa Nacional Humberto Larios y otros importantes jefes de la armada salvadoreña que están amparados y protegidos por la justicia local.
Montano es el único enjuiciado en Madrid porque Washington lo extraditó, algo que el Estado salvadoreño se negó a ejecutar, bajo el pretexto que el caso ya había sido juzgado en 1993
Otra puñalada de EEUU a Latinoamérica: Claver-Carone es presidente del BID
Por Mirko C. Trudeau | ALBA TV
Finalmente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso al ultraconservador cubano-estadounidense Mauricio Claver-Carone como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien será el primer funcionario no latinoamericano en dirigir el organismo regional, rompiendo una tradición de 61 años.
Claver-Carone, quien ocupaba el cargo de director del Consejo Nacional de Seguridad para el hemisferio occidental en la Casa Blanca y es un prominente promotor del embargo contra Cuba y uno de los principales estrategas en el diseño de política para derrocar al gobierno constitucional de Venezuela, fue impuesto en asamblea general que se realizó el sábado 12 de forma virtual entre los 48 gobernadores del BID.
Washington espera que desde la presidencia, Claver-Carone sirva para minimizar la presencia de China en la región, y por ello presionó de todas las formas conocidas a los gobiernos de la región para asegurar los votos.
La elección echó por tierra la tradición del organismo financiero internacional, que desde su fundación en 1959 había tenido como titular a un latinoamericano y abrió la interrogante sobre el futuro inmediato de una institución creada para promover el desarrollo económico y la integración económica de América Latina.
Si era tarea difícil hallar una organización que preste dinero a los gobiernos sin ninguna consideración política, hoy parece imposible. Los dueños del capital tienen sus propias reglas, y la principal es no financiar a gobiernos que, en su opinión, no comparten por entero los postulados del sistema capitalista.
O sea, el mecanismo utilizado por los financiadores para hacer efectivos sus empréstitos es el del condicionamiento a las medidas económicas y sociales que propone el prestamista, en general las que promociona el Fondo Monetario Internacional, al pago de la deuda externa, reformas impositivas regresivas, recorte de los gastos, desatendiendo los proyectos de desarrollo humano y social.
El BID ha condicionado siempre los préstamos para invertir en los proyectos que ellos apoyaban que, obviamente, nunca se preocuparon de los sectores más desfavorecidos de nuestros países. Hay que resaltar que (pocas) veces el BID sirvió para salvar proyectos de utilidad pública, necesitados de fondos, quizá porque todos sus titulares han sido latinoamericanos.
La decisión tuvo la oposición de México, Argentina, Chile y la Unión Europea que, preocupados por los efectos a largo plazo de la decisión, buscaron inicialmente retrasar la votación, pero no consiguieron el respaldo suficiente. Claver-Carone sucederá al colombiano Luis Alberto Moreno a partir del primero de octubre por un periodo de cinco años, con posibilidad de reelección.
Argentina hizo un llamado a abstenerse de votar, debido a las tensiones que generó que Estados Unidos rompiera la tradición de que el BID fuera liderado por un latinoamericano, pero Claver-Carone consiguió el apoyo de la mayoría de los países de la región y recibió 30 votos de los gobernadores, con 23 apoyos de la región. En porcentaje ponderado según las acciones por país, el estadounidense recibió 66.8 por ciento del total.
Para ganar la nominación, un candidato debe tener el apoyo de al menos 15 de los 28 países americanos, 26 naciones que reciben créditos, más Estados Unidos –principal accionista del BID con 30 por ciento del financiamiento– y Canadá.
Cínicamente, tras su elección, Claver-Carone dijo que "esta victoria es para América Latina y el Caribe. Quiero agradecer a todos nuestros socios en la región por mantener la integridad de este proceso electoral y compartir nuestra visión común de un BID más fuerte y receptivo".
La elección del jefe del BID se convirtió en una lucha geopolítica entre el gobierno de Trump, quien buscaba fortalecer su posicionamiento en América Latina, rica en recursos que quiere apropiarse, y contrarrestar la influencia de China. El papel del BID será central en una región devastada por la pandemia, para la cual el Fondo Monetario Internacional pronostica una contracción de la economía de 9,4 por ciento.
El BID surgió en 1959 en el seno de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y había tenido cuatro presidentes, todos de origen latinoamericano: el chileno Felipe Herrera (1960-1970), el mexicano Antonio Ortiz Mena (1970-1988), el uruguayo Enrique Iglesias (1988-2005) y el colombiano Luis Alberto Moreno.
En junio, el senador demócrata Patrick Leahy, vicepresidente del Comité de Apropiaciones del Senado, declaró en el Congreso que Claver-Carone era el nominado equivocado para generar apoyo para el BID, por ser considerado un arquitecto de las políticas hacia América Latina del presidente Trump "que han complicado nuestras relaciones con amigos y aliados".
Claver-Carone trabajó en el Departamento del Tesoro durante el gobierno de George W. Bush. También dirigió la empresa de cabildeo US-Cuba Democracy PAC, cuyo objetivo es influir en las políticas de Washington para lograr un derrocamiento del gobierno en Cuba.
Tras la victoria de Donald Trump fue integrante del equipo de transición. Está vinculado estrechamente con el senador republicano por Florida Marco Rubio y es considerado uno de los impulsores de la marcha atrás en la política de apertura hacia Cuba del ex presidente Barack Obama y de la imposición de sanciones a Venezuela.
Pero, con las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en el horizonte, con la imposición de Claver-Carone, busca asegurar los votos hispanos (en especial cubano-estadounidenses) del estado Florida.
Fuente: ALBA TV